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¿Hay tratamientos eficaces contra el VIH?

La respuesta es sí: sí hay tratamientos eficaces contra el VIH. 

Pero no existe una cura definitiva. Más de 30 equipos trabajan actualmente en todo el mundo en busca de una vacuna preventiva. Por el momento, sólo queda esperar en los frutos de esa investigación y en la eficacia probada de los tratamientos antirretrovirales, que han conseguido transformar una enfermedad mortal en una enfermedad crónica.

Gracias a los avances de la investigación, con estos tratamientos —con mayores tasas de eficacia y con muchos menos efectos secundarios que los iniciales— puedes llevar una vida larga y plena, similar a la del resto de las personas. 

Actualmente hay 23,3 millones de personas en tratamiento contra el VIH en todo el mundo. 

Desde 1981 se han desarrollado muchos medicamentos antirretrovirales contra el VIH. Cada uno actúa contra el VIH de manera diferente. Cuando se combinan, mejora su eficacia y se reducen las probabilidades de que el virus desarrolle resistencias a esos fármacos. 

El tratamiento estándar que recomienda hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) a adultos y adolescentes a los que se les diagnostica el VIH es una combinación de tres medicamentos antirretrovirales diferentes. 

Se prefieren combinaciones de dosis fijas y regímenes de una única toma al día.

Indetectable es igual a intransmisible

Los modernos tratamientos impiden que el VIH se multiplique en tu cuerpo y reducen al mínimo la carga viral hasta hacerla indetectable con las técnicas estándar del laboratorio. Al tener menos concentración de VIH en el organismo, el sistema inmunológico tiene más posibilidades de recuperarse y poder combatir infecciones y ciertos tipos de cáncer asociados al VIH. Y no sólo eso: el tratamiento antirretroviral reduce el riesgo de transmisión. Se considera que con una carga viral indetectable el VIH es intransmisible. Lo corrobora ONUSIDA: «Hoy en día, sabemos que las personas que viven con VIH, siguen un tratamiento antirretroviral y presentan una carga vírica indetectable tienen un riesgo insignificante de transmitir el virus mediante el intercambio sexual».

La efectividad del tratamiento puede comprobarse midiendo la cantidad de VIH que un paciente tiene en su sangre. Si no se puede detectar el virus, se considera que hay supresión de la carga vírica, lo que indica que es muy poco probable que la infección por el VIH progrese. Por el contrario, si no recibes tratamiento, el virus se extiende por tu cuerpo, debilitando gravemente tu sistema inmunológico, lo que puede acabar desembocando en sida o en otras patologías asociadas. Además, al tener una carga de virus elevada en la sangre, puedes transmitir el VIH.

Cuanto antes, mejor

La eficacia de los tratamientos antirretrovirales disponibles hoy es mayor cuando se inician al poco de suceder de la infección por VIH, en lugar de retrasarlos hasta que se manifiestan síntomas. 

La adherencia es clave

Para garantizar la eficacia de los tratamientos, es esencial la adherencia, es decir, tomar las dosis y cumplir las fechas y horarios indicados por tu médico. También es importante seguir el régimen de comidas que el nutricionista recomienda. El tratamiento, por tanto, exige constancia.

El olvido de dosis y la interrupción y reanudación del tratamiento puede provocar resistencia a los medicamentos, lo que a su vez podría permitir que el VIH se multiplique y dé lugar a la enfermedad. 

Los avances científicos están facilitando la administración de los tratamientos para mayor comodidad de los pacientes con VIH y, en definitiva, su adherencia. 

Tratamiento como prevención

El tratamiento antirretroviral es beneficioso en relación a la prevención. El riesgo de transmisión a una pareja sexual seronegativa se reduce a niveles insignificantes si la pareja que vive con VIH está tratada.

Se recomienda realizar pruebas de carga viral seis meses después de iniciar el tratamiento y, después, anualmente para asegurar el correcto seguimiento del mismo y su eficacia a la hora de mantenerla indetectable.

La decisión es tuya

La terapias antirretrovirales son individualizadas y sólo los especialistas pueden prescribirlas y ajustarlas según tus necesidades. En cualquier caso, y tras ser informado por tu médico, tú tienes la capacidad para decidir cuándo inicias el tratamiento.  

Dos casos de curación

Hasta la fecha, se han registrado dos casos de curación del VIH en el mundo. En 2012 se conoció el de Timothy Brown, que después de someterse a un trasplante de médula ósea por una leucemia perdió por completo la presencia del virus en su sangre. Fue el primer caso en la historia de una persona que superaba la enfermedad. El segundo se conoció en 2019: un grupo de investigadores anunciaba ese año que un hombre que tenía VIH ya no mostraba rastros del virus después de 19 meses de haber sido sometido a otro trasplante de médula.

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