Seis años después de su diagnóstico en 1986, este activista fundó la ONG Projecte dels NOMS-Hispanosida para hacer visible la epidemia entre la sociedad y dar apoyo a las personas afectadas. Hoy, dirige BCN Checkpoint, un centro comunitario de detección del VIH y otras infecciones de transmisión sexual dirigido a hombres gais, hombres que tienen sexo con hombres y mujeres transexuales.
¿Cómo y cuándo surgió BCN Checkpoint?
R: BCN Checkpoint surgió en 2006 con el objetivo de colaborar en el diagnóstico precoz del VIH. Fuimos pioneros a la hora de introducir la prueba rápida en un centro comunitario atendido en aquel momento por personal no médico. Se trataba de acercar la prueba diagnóstica especialmente al colectivo gay y de hombres que tienen sexo con hombres y mujeres trans por su elevada incidencia y vulnerabilidad. Hicimos una encuesta de aceptación sobre esta nueva herramienta de diagnóstico y a un 93% de los entrevistados le parecía muy buena idea recibir el resultado en treinta minutos. Además, el 97% prefería que esa prueba se hiciese en una entidad gestionada por iguales que en un centro hospitalario sanitario convencional. El impacto de nuestro trabajo fue enorme. En Cataluña, entre todas las organizaciones, se realizaban unas mil pruebas convencionales al año; al introducir la prueba rápida, la demanda se disparó. Sólo nosotros, hemos pasado de hacer mil pruebas en 2006 a las doce mil que hacemos en la actualidad. Al inicio, sólo hacíamos el test del VIH, pero más tarde introdujimos también clamidia, gonorrea, sífilis, vacunación de las hepatitis virales A y B… Nuestro modelo para detectar y prevenir el contagio en el colectivo de hombres que tienen sexo con hombres y mujeres transexuales se ha extendido por toda Europa y hemos recibido el reconocimiento de instituciones como el Centro Europeo para la Prevención y control de Enfermedades (ECDD), con sede en Estocolmo. También, nos han reconocido instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA). En la actualidad, ya existen en toda Europa centros como el nuestro, gestionados por la propia comunidad, que tienen como objetivo fomentar la prueba diagnóstica del VIH y detección de otras ITS.
¿Cómo cree que ha influido en la propagación de la infección la posibilidad de diagnóstico del VIH fuera del entorno hospitalario?
R: Sin lugar a dudas, BCN Checkpoint ha jugado un papel fundamental en la reducción de infecciones. Promovimos un cambio en las recomendaciones a la hora de hacerse la prueba, aconsejándola al menos una vez al año a los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres, independientemente de que usaran preservativo o no. En el caso de que no lo utilizaran, aunque fuera en momentos determinados, esta recomendación se reducía a seis o incluso a tres meses. De 2013 a 2016, lanzamos campañas que recomendaban la realización de la prueba de forma periódica a las personas sexualmente activas, y no sólo cuando se tuviera la sospecha de una posible infección sino como control rutinario. De esta manera, al acudir periódicamente al centro, también se podía promover la prevención con las herramientas que se tenían entonces, que no eran muchas, el preservativo y poco más. Ahora, afortunadamente, disponemos también de la PrEP. En 2019 hicimos un total de 12.189 pruebas a 8.171 personas distintas. De los 289 casos que se diagnosticaron en 2019 en Cataluña en hombres que tienen sexo con hombres (HSH), 154 correspondieron a nuestro centro, lo que equivale al 53% del total en ese colectivo y al 33% del total de nuevos casos diagnosticados globalmente ese año, que fueron 471. En BCN Checkpoint la prueba es muy coste-efectiva: conseguimos diagnosticar la mitad de los casos en HSH con tan solo un 3% del total de pruebas que se llevan a cabo anualmente en Cataluña. Y no sólo podemos diagnosticar mucho sino también de forma muy precoz. En 2012, el 15% del total de casos diagnosticados en BCN Checkpoint correspondía a infecciones de menos de tres meses, mientras que en 2019 el total de diagnósticos de menos de tres meses desde que se produjo la infección supuso ya más del 60%.
¿También realizan pruebas de carga viral?
R: Hemos implementado tecnología Point of Care, que permite obtener de forma rápida el nivel de carga viral. Así, cuando detectamos que una persona ha tenido una clara exposición de riesgo, a pesar de que la prueba anticuerpos o antígeno sea negativa, le ofrecemos la prueba de carga viral. El sistema GeneXpert permite tener los resultados en noventa minutos y saber con total seguridad si una persona está infectada o no. Con la incidencia tan enorme que el VIH tiene en ese colectivo, se debería usar la carga viral como método directo de diagnóstico, prescindiendo de anticuerpos. El problema es que, si una persona recién infectada se hace el test rápido y el resultado es negativo, hasta la próxima vez que vuelva, si vuelve, no será consciente de su estado serológico. La prueba de carga viral nos ha permitido diagnosticar por lo menos un 10% más de infecciones anuales, y es obvio que no es lo mismo que el paciente empiece a tratarse a los diez días de haberse infectado, que a los cuatro meses o a los tres años. Estas personas tendrán menos reservorios y serán buenos candidatos para cuando exista una vacuna terapéutica.
“Con la incidencia tan enorme que tiene el VIH en la comunidad de hombres que tienen sexo con hombres, se debería usar la carga viral como método directo de diagnóstico”
¿Cómo es la colaboración con las instituciones sanitarias?
R: Los clínicos perciben muy bien nuestro trabajo, pero el sistema entra en una especie de competencia absurda. Da la sensación de que molesta que una entidad privada gestionada por los propios afectados sea capaz de dar una buena respuesta. Esto en realidad no tiene sentido, ya que la OMS, la ECDC o ONUSIDA hace tiempo que recomiendan favorecer la expansión de este tipo de centros de proximidad. No somos competencia ni estamos creando un sistema sanitario paralelo. De hecho, somos complementarios, una puerta de entrada la sanidad pública, ya que derivamos más del 98% de los casos diagnosticados en nuestro centro.
¿Es optimista con la evolución a la baja de las infecciones?
R: No es casual que en la agencia de salud pública de Barcelona se haya visto varios años consecutivamente una disminución, ligera pero consistente, de nuevos diagnósticos en este núcleo de población. La detección precoz, junto con la rápida vinculación sanitaria y el inicio también rápido del tratamiento, están siendo beneficiosos para toda la sociedad, además de para el propio paciente, obviamente. Pero, aunque este descenso de diagnósticos desde 2012 sea una buena noticia, al diagnosticarse cada vez más precozmente, paralelamente debemos conseguir que se reduzcan significativamente las nuevas infecciones, y para ello contamos ahora con una herramienta muy eficaz como es la PrEP. Algo también muy importante es que en BCN Checkpoint se ofrece también un servicio de counselling.
¿En qué consiste?
R: En 1994 Hispanosida puso en marcha Infotrat, un servicio pionero de información sobre el tratamiento de VIH. En aquella época aún no habían aparecido las terapias combinadas. Durante muchos años, hemos respondido a las dudas de centenares de personas y les hemos acompañado durante su tratamiento informándoles, fortaleciendo su adherencia… Hay que tener en cuenta que pasamos de tratamientos poco efectivos, que generaban muchas resistencias, a tratamientos más efectivos pero con muchos efectos secundarios, que en muchas ocasiones producían casi el mismo número de muertes que la propia enfermedad. Ahora, la situación ha cambiado. Los nuevos tratamientos tienen un perfil de toxicidad muy bueno, las personas observan una bajada de la carga viral muy rápida y se mantienen clínicamente estables. Esto no significa que no tengan interés en temas relacionados con los tratamientos, pero Infotrat se enfoca de otra forma: aunque sigue abierta la consulta individual, también organiza seminarios anuales. Así que los servicios que ofrecemos en BCN Checkpoint son muy completos: la persona puede ser diagnosticada en nuestro centro, y, cuando finalmente está en tratamiento, puede acudir a nosotros si le proponen, por ejemplo, entrar en un ensayo clínico o si le aconsejan un tratamiento concreto y no otro, o si quiere conocer la opinión de otras personas con VIH…
¿Qué importancia tiene la ayuda psicológica?
R: Aunque las personas se mantengan clínicamente estables porque los tratamientos funcionan muy bien, esto no significa que emocionalmente no sea difícil de encajar la noticia. En el centro contamos con dospsicólogos para ayudar a los usuarios a asumirlo, a afrontar cómo y cuándo contarlo… Estos especialistas, conjuntamente con un psiquiatra, también atienden casos de personas que quieren desengancharse del chemsex o de las drogas, especialmente del GHB.
“Sin lugar a dudas Checkpoint ha jugado un papel fundamental en la reducción de infecciones”
¿Ha cambiado el perfil del usuario en todos estos años?
R: En realidad, nosotros atendemos a un grupo de población determinado, el de hombres que tienen sexo con hombres, cuyo perfil no varía demasiado. La mayoría no suele estar desempleado, tienen un nivel de formación elevado, no están en riesgo de exclusión social… Si acaso, tenemos un grupo de inmigrantes que no están en una situación tan cómoda. Pero el perfil medio no ha cambiado mucho. Aunque tenemos un alto porcentaje de personas que acuden a nosotros de forma regular, también integramos entre 2.500 y 3.000 personas nuevas cada año. Nuestro centro huye de los conceptos puramente sanitarios. Está en el centro de la ciudad, es accesible, está muy bien valorado. Realizamos otras pruebas además de la del VIH… Todo esto hace que nuestros usuarios estén muy fidelizados.
La comercialización del test del VIH en farmacias, ¿está influyendo también en un incremento del número de diagnósticos?
R: Aunque no creo que vaya a influir demasiado, con un sólo diagnóstico más que aporte ya es suficiente. En todo caso, creo que nuestro público y el que solicita este test en farmacias es diferente. Con todo, es positivo que se pueda hacer el test de forma totalmente anónima, y no descarto que usuarios que ya se han hecho previamente la prueba en BCN Checkpoint, que en nuestro caso es gratuita, posteriormente y para futuros tests acudan a la farmacia. Y al revés. En ocasiones vienen a nosotros personas que ya han sido diagnosticadas, incluso con pruebas realizadas en la sanidad pública. Porque confían en nosotros, porque estamos aquí para ayudar sin emitir juicios de valor sobre la sexualidad.
¿Cree que se ha bajado la guardia respecto al VIH?
R: No. Además, creo que deberíamos huir de este tipo de conceptos que escuchamos a diario, como que se le ha perdido el miedo al sida. Son ideas emitidas muchas veces por los propios profesionales y que denotan la incapacidad de nuestra sanidad pública de detener esta epidemia, aunque existen herramientas para hacerlo. Cuando se tiene una epidemia concentrada en un colectivo que representa, como mucho, el 4% de la población sexualmente activa, la probabilidad de infectarse es elevadísima, indistintamente de la actitud que se tenga frente a la sexualidad. Evidentemente, si no se usa ninguna medida preventiva, la persona no va a tardar casi nada en infectarse. Pero es que, aunque tome medidas, si alguna vez por lo que sea no las toma, tiene muchas posibilidades de contraer la enfermedad. Es decir, los hombres gais no se infectan porque sean despreocupados o hayan perdido el miedo, sino porque es un colectivo con una incidencia de infección altísima respecto a la población general. Creo incluso que se utilizan más medidas preventivas entre los hombres gais que en el resto de la sociedad. Es cierto que no podemos pretender que generaciones posteriores al inicio de la epidemia la valoren de la misma forma, pero decir que se ha perdido el miedo es casi ofensivo, estos mensajes estigmatizan a todo un colectivo. El miedo no se ha perdido. A pesar de la falta de educación sexual en este país, a pesar de la falta de campañas y visibilidad, es curioso ver cómo las nuevas generaciones de hombres gais saben perfectamente qué s el VIH. Otra cosa es que dispongan de las herramientas suficientes para evitarlo.
¿Cómo percibe la comunidad gay las campañas de BCN Checkpoint en centros de ambiente? ¿Tienen buena acogida?
R: Nuestras campañas no están centradas en decirle a nadie lo que tiene que hacer, lo que se tiene o no se tiene que poner, sino que están enfocadas en aumentar el diagnóstico precoz. Nuestro objetivo es reducir la incidencia del virus. Empezando por detectar cuanto antes a los infectados y terminando por la PrEP; o al revés. Creemos que así se detendrá una afectación tan desproporcionada como la actual. Si tuviéramos una incidencia parecida a la de la población general, el hecho de que un hombre gay no use preservativo no supondría demasiado problema. De la misma manera que no lo supone en el resto de la población. Hoy en día, con la incidencia que tenemos, de cada 10.000 hombres gais se infectan 230, y sólo dos hombres heterosexuales. Por lo tanto, es evidente que no tiene tanto que ver con lo que uno deja de hacer o hacer sino con el entorno donde practica su sexualidad.
¿Veremos la erradicación del VIH?
R: Ojalá me equivoque, pero lo veo muy difícil a corto plazo. Es el objetivo, desde luego, y se está trabajando en esa línea, pero lo importantes es tener un buen control del virus, de la misma manera que se controla la hipertensión, aunque no se cure, o la propia diabetes. Sin embargo, no tengo ninguna duda de que, implementando eficazmente las estrategias preventivas que disponemos en la actualidad, conseguiremos reducir muy significativamente el número de nuevas infecciones.