La Asamblea General de las Naciones Unidas fijó en junio de 2021 el objetivo de acabar con el sida en 2030. A mitad de camino del primer hito (final de 2025), los resultados dejan un sabor agridulce. Luces y sombras que se reflejan en el último informe de Onusida. La urgencia del ahora, el sida en la encrucijada, presentado en la Conferencia Mundial del Sida (AIDS 2024), celebrada en Múnich en julio. El propio título del informe es una llamada de atención sobre la situación: la respuesta mundial al sida será un éxito o un fracaso dependiendo de las decisiones que tomen las autoridades.
• A nivel mundial, el número de personas que adquirió el VIH en 2023 fue un 39% menor que el de 2010. África subsahariana fue la región que logró la mayor reducción (-56%). No obstante, no vamos por buen camino.
• Se estima que 1,3 millones de personas contrajeron el VIH en 2023, más de tres veces por encima del objetivo marcado por Onusida: 370.000 nuevas infecciones en 2025. El informe de Onusida muestra que las nuevas infecciones por el VIH continúan aumentando en tres regiones: Oriente Medio y África del Norte, Europa Oriental y Asia Central y América Latina. Las brechas y desigualdades persisten.
• Por primera vez en la historia de la pandemia, se están produciendo más nuevas infecciones fuera del África subsahariana que dentro de ella. Esto refleja tanto los logros en materia de prevención en gran parte de esa región como la falta de avances comparables en el resto del mundo, donde las personas de poblaciones clave y sus parejas sexuales siguen siendo desatendidas en la mayoría de los programas contra el VIH.
• Aunque está disminuyendo, la incidencia del VIH entre las adolescentes y las mujeres jóvenes de 15 a 24 años es extraordinariamente alta en algunas partes del África subsahariana. Los programas de prevención y los esfuerzos por reducir las desigualdades de género, la violencia contra las mujeres y las normas de género perjudiciales no están teniendo un impacto suficientemente grande.
• Un número mucho menor de niños de 0 a 14 años están contrayendo el VIH, una tendencia que se debe en gran medida a los éxitos conseguidos en África Oriental y Meridional, donde el número anual de nuevas infecciones por VIH en la infancia se redujo en un 73% entre 2010 y 2023. Sin embargo, el descenso general de las infecciones verticales se ha ralentizado notablemente en los últimos años, sobre todo en África Occidental y Central. Se calcula que 120.000 niños adquirieron el VIH en 2023, lo que eleva el número total a 1,4 millones, el 86% de los cuales se encuentran en el África subsahariana.
• La ampliación del acceso a la terapia antirretroviral —gran parte de ella proporcionada de forma gratuita y a través del sector de salud pública en algunas regiones— ha reducido en más de la mitad el número anual de muertes relaciona-das con el sida, de 1,3 millones en 2010 a 630.000 en 2023.
• Los programas de tratamiento también están reduciendo el número de nuevas infecciones por VIH. Se estima que 30,7 millones de personas recibían tratamiento contra el VIH en 2023.
• Sin embargo, la magnitud de la pandemia del VIH es tan grande que, incluso con estos logros, en 2023 aún se cuentan unos 9,3 millones de personas que viven con el VIH sin tratamiento, de las cuales casi la mitad (4,7 millones) vivían en el África subsahariana. La cobertura del tratamiento siguió siendo inferior entre los hombres y entre las personas de poblaciones clave, especialmente en el África subsahariana, y fue especialmente baja entre los niños y las niñas. De las 630.000 personas de todo el mundo que perdieron la vida a causa del sida, 76.000 eran niños de 0 a 14 años: una de cada ocho personas que murieron a causa del sida en 2023 era un niño o una niña.
• En 2023, casi tres de cada cuatro personas adultas (72%) que viven con el VIH en todo el mundo tenían una carga viral suprimida, lo que supone una gran mejora en comparación con el 40% de 2015.
• Aproximadamente el 86%de las personas que viven con el VIH en todo el mundo conocían su estado serológico en 2023. Entre ellas, aproximadamente el 77% recibía terapia antirretroviral y el 72% de las personas en tratamiento tenían una carga viral suprimida. Algunos de los mayores avances se han producido en el África subsahariana, a menudo en condiciones desfavorables. Los sistemas de salud y comunitarios han mejorado a la hora de ofrecer pruebas del VIH a las personas que pueden haber estado expuestas al virus y de ponerlas en contacto con servicios fiables de tratamiento y atención. Los regímenes de tratamiento más tolerables y eficaces están facilitando que las personas sigan tomando sus medicamentos antirretrovirales y tengan cargas virales suprimidas.
• Además, el éxito del tratamiento del VIH ha provocado un aumento de la edad media de las personas que viven con el virus. A medida que envejecen, es probable que se enfrenten a un mayor número de comorbilidades, incluidas enfermedades no transmisibles como la hipertensión y la diabetes, que requieren atención. Para hacer frente a estos cambios será necesaria una mayor integración del VIH y otros servicios de salud, equipos y cadenas de suministro, así como una mejor formación del personal de salud.
• Sin embargo, las disparidades en el acceso a las pruebas y el tratamiento del VIH siguen socavando el impacto general de estos logros. Los niños que viven con el VIH siguen teniendo muchas menos probabilidades que las personas adultas de ser diagnosticadas y recibir terapia antirretroviral: alrededor del 43% de los niños de 0 a 14 años no recibían tratamiento en 2023; en el caso de los adolescentes de 15 a 19 años, la cifra era de un tercio (36%).
• También hay otros desafíos. Se estima que unos 12,2 millones de personas padecen la enfermedad avanzada del VIH (sida). El sida solía verse principalmente como un problema de diagnóstico y tratamiento tardíos de la infección por el VIH. Estas preocupaciones persisten, pero en la actualidad el sida es más común entre las personas que han recibido terapia antirretroviral y han interrumpido su tratamiento. Esto pone en peligro su salud, aumenta el riesgo de transmisión del VIH y agrava la carga de los sistemas de salud. Existe una necesidad urgente de intervenciones eficaces y de apoyo para que las personas puedan seguir con el tratamiento del VIH y las que lo han interrumpido puedan volver a recibir atención.