El documental ‘Un lugar para la esperanza’ recoge el proyecto de inmunoterapia con células T que está desarrollando el Hospital Universitario Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria. El centro canario es uno de los nueve hospitales españoles acreditados por el Ministerio de Sanidad para el uso de tratamientos CAR-T, que según los expertos pueden revolucionar la lucha contra el cáncer.
Y es que las llamadas CAR-T (Chimeric Antigen Receptor) abren un nuevo escenario para el tratamiento de cánceres hematológicos con pronóstico grave. Por ejemplo, el linfoma B difuso de células grandes refractario o en recaída. Hugo Lizardo, hematólogo del Hospital Doctor Negrín, explica que gracias a estas innovadoras terapias es posible modificar genéticamente la respuesta del sistema inmune para que éste sea capaz de luchar contra estos tipos de cáncer con muy mal pronóstico y una esperanza media de vida para el paciente de unos seis meses. Las CAR-T emplean linfocitos T del paciente modificados en laboratorio para que aprendan a identificar y luchar contras las células cancerígenas. “Es una de las opciones más avanzadas que existen en el campo de la oncología. Permiten abrir la puerta a muchos pacientes que hasta ahora la tenían cerrada”, asegura.
La también hematóloga del centro Luisa Guerra no oculta la “gran alegría y la ilusión” con que en el Doctor Negrín se recibió la designación. “Es una oportunidad para poder administrar medicamentos fabricados a partir de las células del propio paciente”.
A juicio de Conrado Domínguez, director del Servicio Canario de Salud, para que las terapias CAR-T hayan llegado a las islas ha hecho falta superar una serie de obstáculos relacionados, sobre todo, con la infraestructura y la logística. Ha sido clave “tener el conocimiento, la implicación y la convicción” de los profesionales sanitarios, destaca Domínguez.
El proceso es como sigue. Una vez realizada la aféresis al paciente para extraer linfocitos T de la sangre, estos se envían desde el hospital acreditado a un centro de procesamiento europeo. Una vez modificadas genéricamente para ser capaces de detectar las células tumorales y destruirlas, las células T se envían de vuelta al hospital de origen. “La pauta completa requiere de un engranaje perfecto, nada puede fallar ni pueden existir retrasos”, detalla María Parera, otra de las hematólogas del equipo.
En la administración de las nuevas inmunoterapias es decisiva la implicación de las familias. “El enferma y su familia son una unidad. La familia es imprescindible para que el proceso tenga éxito. El producto debe ir a donde está el paciente, no es el paciente el que debe trasladarse”, añade Parera.