Gonorrea y sífilis, dos décadas seguidas de incremento

Los registros provisionales ya sugerían en el verano de 2023 que las tasas iban en aumento. Y en un aumento alarmante. Llevamos años viendo un incremento continuo y constante de las ITS, que solo se redujo en 2020 debido a la pandemia de covid-19. Ahora, el informe Vigilancia epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual en España 2022, publicado en enero de este año por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y el Ciber de Enfermedades Infecciosas del Instituto de Salud Carlos III, revela que la gonorrea y la sífilis encadenan más de veinte años seguidos al alza.

En 2022, la tasa de sífilis en España alcanzó nada menos que el 17,1 por cada 100.000 habitantes, la más elevada desde 1995, año en que esta ITS comenzó a vigilarse epidemiológicamente. También, se ha constatado un aumento de otras infecciones como la gonorrea, que se ha multiplicado por casi 25 en estas dos décadas, y de la clamidia, que se ha disparado un 245% desde 2016, cuando empezó a contabilizarse.

Aunque los cambios sociales y de relación están detrás del aumento de Ias ITS, los expertos aseguran que esta situación refleja carencias, especialmente en los jóvenes: se observa una clara falta de educación sexual. Además, no hay conciencia suficiente para entender que el preservativo va mucho más allá de ser un simple método que evita el embarazo.

La tasa más alta de gonorrea se da en el grupo de 20 a 24 años (198,3 casos por 100.000 habitantes), seguido del de 25 a 34 años (167,60). Tanto en sífilis como en clamidia, el grupo de edad con tasas más altas es el de 25 a 34 años, con 48,68 y 315,68 casos por cada 100.000, respectivamente.

Para Asunción Díaz, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, la clave es la “falta percepción de que estas enfermedades existen y que toda la población está en riesgo si se realizan prácticas sexuales no protegidas”. Añade Díaz: “También, están la reducción en el uso de preservativo en la población joven, el inicio temprano de las relaciones sexuales, la falta de educación sexo-afectiva reglada en los colegios y el acceso a la pornografía a través de internet a edades tempranas. Además, hay que tener en cuenta otros factores como la mejora de los sistemas de vigilancia y de diagnóstico, que pueden estar haciendo aflorar más casos”.

“Cada vez se tiene la primera relación sexual antes y muchos jóvenes han dejado de utilizar el preservativo como principal herramienta preventiva”, coincide Mar Vera, presidenta del Grupo de Estudio de ITS (GEITS) de la Sociedad Española Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). Sólo el 52% de los jóvenes (entre 18 y 25 años) utiliza preservativo como método anticonceptivo, según la encuesta realizada por la Sociedad Española de Contracepción (SEC) en 2019. Se trata, además, de usarlo bien. “Es decir, desde el principio hasta el final de la relación sexual”, añade Raquel Oliva, portavoz de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

Junto a una mayor dedicación en la escuela a la educación sexual, los expertos reclaman que los servicios públicos se adapten a esta nueva situación de ITS disparadas. Algunas poblaciones no suelen acudir a la red sanitaria convencional, y, por tanto, se les tiene que facilitar el acceso a otros centros que se puedan visitar sin cita y de forma exprés, y facilitar así el diagnóstico y el tratamiento precoces.

En cuanto al futuro de las ITS, los expertos auguran años de incremento. «Los cambios conductuales a los que estamos asistiendo en las últimas décadas no van a cambiar y, por tanto, es lógico que continúen siendo mucho más prevalentes», afirma el epidemiólogo Jordi Casabona, director científico del Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Infecciones de Transmisión Sexual y VIH/Sida de Cataluña (CEEISCAT).

Sin embargo, los especialistas reflejan cierta esperanza: «Con los programas de salud pública incluyendo la asignatura pendiente que es la educación sexual y con el diagnóstico y tratamiento precoces, se podría lograr un equilibrio y que no continúen aumentando”, dice Casabona.