lupa

La calidad de vida psicológica, una herramienta eficaz contra el VIH

La salud es mucho más que la ausencia de enfermedad. Esta afirmación tiene un especial significado en las personas que viven con VIH, más cuando la cronicidad es el escenario en el que se han de moverse. Se trata de que alcancen la supresión viral, de que el virus sea indetectable y, por tanto, intransmisible, sí... Pero, además, tienen que disfrutar de una buena salud global, de una buena calidad de vida a largo plazo.

FEBRERO 2023

En este contexto, cobra singular relevancia la salud mental, cuestión que hasta la fecha solía pasar desapercibida, pero que es fundamental para alcanzar la calidad de vida de la que hablamos. Marco Imbert, presidente de Euskalsida, lo subrayaba en el último congreso de Seisida, celebrado en Bilbao en octubre: “Se debe trabajar por una cronicidad con calidad de vida en la que se cuide el aspecto emocional y psicológico de todas las personas”.

Y es que los trastornos psicológicos alcanzan porcentajes mucho más elevados en personas seropositivas: las personas con VIH tienen una prevalencia del 60-70% de alteraciones del sueño, un 30-40% de trastornos emocionales y alrededor de un 25-35% de trastornos cognitivos, según un estudio realizado en 2019 por el Hospital Universitario de La Paz de Madrid. Las cifras muestran también que estas personas tienen el doble de probabilidades de padecer depresión o ansiedad; que más de la mitad de los jóvenes con VIH tiene algún problema de salud mental; o que el riesgo de sufrir una enfermedad mental grave puede llegar al 5%, lo que significa multiplicar por diez el riesgo existente en la población general.

Un documento reciente elaborado por ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que no se podrá acabar con el VIH sin abordar la salud mental de las personas que viven con el virus. Por dos motivos: uno, este tipo de patologías aumenta el riesgo de infección; y dos, las personas que ya tienen el virus corren un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental, que pueden desembocar en el abandono de los servicios de atención del VIH, en una menor adherencia, en un aumento de las conductas de riesgo y en un menor compromiso con las medidas de prevención.

Los expertos en España lo tienen claro. Jordi Blanch, del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona, insiste en el mensaje: “Los trastornos mentales que sufren las personas con VIH suelen pasar desapercibidos en la mayoría de los casos y, por este motivo, no reciben el tratamiento adecuado. Esto supone, la persistencia del sufrimiento de la persona con VIH. Algo que puede afectar a la evolución de su enfermedad y a la respuesta al tratamiento antirretroviral”.

“Los trastornos mentales que sufren las personas con VIH suelen pasar desapercibidos en la mayoría de los casos y, por este motivo, no reciben el tratamiento adecuado”

Jordi Blanch

Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona

Jordi Puig, enfermero coordinador de ensayos clínicos en el Hospital Universitario Germans Trias y Pujol (Barcelona), pone sobre la mesa la magnitud del problema: “Un 40% de los recién diagnosticados de VIH sufre estrés postraumático a raíz de la noticia. También, hay muchas personas que desarrollan ansiedad pensando en si la medicación les sentará bien. De hecho, hasta un 20% desarrolla cuadros de ansiedad generalizada”.

Por su parte, Ignacio Pérez Valero, del departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Reina Sofía de Córdoba, señala la necesidad de que las personas con VIH sean tratadas de forma global, ya que, “para bien y para mal, el médico especialista en VIH es muchas veces su médico de referencia, un equivalente al médico de primaria”. Y concluye: “Esto hace que en la práctica tengamos que adoptar los mismos roles que los médicos de primaria, incluida la detección y el manejo de los problemas de salud mental”.

“Para bien y para mal, el médico especialista en VIH es para muchas de las personas que viven con VIH su médico de referencia, un equivalente al médico de primaria”

Ignacio Pérez Valero

Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Reina Sofía de Córdoba


Infradiagnosticada

Existen diversos factores que pueden influir en el infradiagnóstico de los problemas de salud mental. “La falta de formación o la falta de predisposición de algunos profesionales que tratan a personas con VIH, por ejemplo. Pero, además, el entorno de la visita, la predisposición del paciente a hablar de aspectos más íntimos o el tiempo disponible no permiten una entrevista en las condiciones adecuadas”, desgrana Blanch.

Los datos ponen inciden en la necesidad de que los médicos estén atentos. Los 115 médicos españoles especialistas en VIH que respondieron a la encuesta del estudio Perception of HIV physicians in Spain towards diagnosis and management of neuropsychiatric comorbidities in people with HIV coinciden en que evaluar la salud mental es relevante (97%) y que las comorbilidades neuropsiquiátricas (CNP) están infradiagnosticadas (77%).

En el estudio, dirigido por Esteban Martínez, del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic de Barcelona, Ignacio Pérez-Valero y Jordi Blanch, los médicos se muestran sensibilizados con el problema (68%), pero informan haber recibido poca o ninguna capacitación sobre la detección de CNP (64%). Aún más, los médicos considen que los pacientes no informan suficientemente sobre sus problemas de salud mental (54%) y que el consumo de alcohol (95%), sustancias recreativas (97%) y tabaco (96%) son muy relevantes en la mayor parte de los casos.

María José Fuster, directora de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), reparte responsabilidades: “Unas veces, los pacientes no son capaces de hablar de su angustia; otras son los médicos los que no saben cómo preguntar, les cuesta abordar ciertos asuntos y prefieren no destapar la caja de Pandora”. Esa falta de diálogo tiene un efecto directo: “Repercute en la calidad de vida”, dice. Pérez Valero comparte el diagnóstico: “Los problemas de salud mental, al igual que pasa con el VIH, están muy estigmatizados. Motivo por el cual, la mayoría de los pacientes no cuenta que tienen problemas relacionados con su salud mental. Si a esto unimos que a los médicos nos cuesta o no sabemos preguntar, nos encontramos ante una espiral difícil de romper si no se trabaja de forma específica en ello”.

En la misma línea se manifiesta Martínez. “Todos hemos tenido alguna vez dolores de cabeza, mareos, problemas de insomnio, ansiedad o tristeza, e incluso hemos podido denominarlo depresión. Pero podemos pensar que es poca cosa y que no necesita ser comunicada a un médico. Y luego está la sensibilidad del médico para crear un ambiente adecuado y tener un tiempo y un conocimiento adecuado para abordar el problema y para tratar de orientar su solución”.

“Hay que escuchar al paciente, tanto lo que cuenta personalmente como lo que pueda decir con su lenguaje corporal, con la imagen que transmite, porque ahí también puedes ver si existen problemas de salud mental”

Esteban Martínez

Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic de Barcelona

Según Martínez, es fundamental tratar a los pacientes de forma holística “para detectar ciertos efectos que la persona con VIH presenta, que quizá no sabe reconocer, pero que inciden negativamente en su calidad de vida. Y tratarlos”. “Cerca del 40% de las personas con VIH padece un trastorno relacionado con la salud mental y no es del todo consciente, y hasta un 28% está tomando psicofármacos por decisión propia”, añade.

También es relevante que los pacientes con VIH comuniquen a su equipo médico síntomas relacionados con la salud mental como pueden ser la depresión, la ansiedad, el insomnio y el consumo de sustancias como el alcohol o la metanfetamina. Eso facilita una buena gestión de su patología y la adecuada toma de decisiones, porque, aunque las terapias antirretrovirales han conseguido reducir de manera drástica la toxicidad, ciertos estudios revelan que algunos regímenes pueden tener efectos sobre el sistema nervioso central. Y esta neurotoxicidad contribuye a aumentar las tasas de problemas de salud mental entre las personas con VIH.

Te puede interesar


Herramientas para el reto

El diagnóstico de los trastornos neuropsiquiátricos y neurocognitivos sigue siendo un desafío debido a los complejos factores asociados con la infección por el VIH, las manifestaciones de los problemas de salud mental (que pueden ser similares a los síntomas físicos del VIH) y las estrechas asociaciones entre los síntomas depresivos y la función cognitiva. “A diferencia de otras comorbilidades donde tenemos pruebas objetivas, análisis o pruebas de imagen que están muy bien definidas, en el campo de la salud mental las pruebas no están tan bien definidas y son en gran medida subjetivas”, explica Martínez.

Los cuestionarios PROs (Patient Reported Outcome, o resultados reportados por los pacientes) pueden jugar un papel muy importante ante la definición de un problema, destaca el doctor. “Por ejemplo, si creo que un paciente tiene problemas con el sueño o se queja de su estado de ánimo, con los cuestionarios puedo tener un diagnóstico objetivable que va más allá de mi mera impresión personal. Además, me permiten compartir y comparar el diagnóstico con otros médicos especialistas porque contienen una puntuación, que es una prueba concreta. Por último, me van a permitir tener una motivación fundada para justificar un tratamiento”, señala Martínez, que pone un ejemplo: “A un diabético no se le pone un tratamiento de diabetes porque te da la impresión de que es diabético; se le hacen pruebas para determinarlo. Los PROs te dan ese dato objetivo más allá de la impresión que uno tiene”.

Y continúa: “Los cuestionarios tienen que estar dentro de una red de atención, integrados, tienen que permitir al paciente poder transmitir información de una forma que no le sea molesta. Y al sanitario le tienen que permitir una lectura adecuada. No se pueden quedar en un cajón, porque con esos cuestionarios se van a poder detectar problemas”. “Aunque suene raro lo que voy a decir, los PRO son un mal necesario. Lo óptimo sería que el médico fuese capaz de detectar durante la consulta, mediante la anamnesis, la existencia de un problema de salud mental. Sin embargo, en muchos casos, la carencia de habilidades específicas o de tiempo impiden al profesional realizar una anamnesis adecuada de los problemas de salud mental. En estos escenarios es cuando los PRO adquieren importancia”, puntualiza el doctor Pérez Valero.

Esteban Martínez cree que preparar la consulta (pacientes y médicos) es importante, pero no sólo se trata de hacer una check list. Sobre todo, hay que escuchar al paciente, tanto lo que cuenta verbalmente como lo que pueda expresar con su lenguaje corporal. “Hay que tener sensibilidad para abrirse a detectar estos u otros problemas que el paciente pueda tener y que a veces no le es fácil verbalizar. Y también tener tiempo y una disposición en el trato y en el abordaje que permitan al menos reconocer que los problemas existen. Y, si no hay tiempo, orientar para una visita adicional o para una atención con algún otro especialista”, concluye.

Te puede interesar

Referencias y Bibliografía

¿Crees que puedes tener VIH?

PREGUNTAS CON RESPUESTA

Actualidad

VIHpedia