Los tratamientos antirretrovirales han permitido que las personas con VIH puedan disfrutar de una esperanza de vida que casi se aproxima a la de la población general y que la infección haya pasado de ser una enfermedad potencialmente mortal a convertirse en una patología crónica y manejable. Sin embargo, quedan pendientes algunos temas.
Mientras se sigue investigando en alternativas para eliminar el virus, el foco se pone ahora en el paciente. Y es que se trata de ir más allá de la indetectabilidad y tener en cuenta otros factores que influyen en la calidad de vida de las personas que viven con el virus, como el envejecimiento prematuro o la aparición de determinadas dolencias asociadas a la infección a largo plazo, como la fatiga.
Precisamente, un equipo de investigadores estadounidenses dirigido por Laura M. Campbell ha llevado a cabo un estudio (Fatigue is associated with worse cognitive and everyday functioning in older persons with HIV) para determinar el impacto de la fatiga sobre la vida de las personas que envejecen con VIH. Y una de las conclusiones obtenidas es que las personas que se hacen mayores con el virus pueden verse afectadas de forma desproporcionada por la fatiga asociada a esta infección. La fatiga tiene un impacto negativo sobre distintos procesos cognitivos: por ejemplo, ralentiza el procesamiento de información.
Los participantes del estudio se sometieron a una serie de pruebas, algunas de ellas tareas diarias básicas, y rellenaron un cuestionario en el que se les preguntaba sobre la depresión, la ansiedad, la calidad del sueño o la fatiga. Los resultados de las pruebas de fatiga fueron concluyentes: las personas con VIH presentan una puntuación que casi triplica a la de las personas seronegativas. Más aguda es la diferencia en los casos de fatiga grave: el porcentaje se multiplica por seis.
Al analizar los datos, Campbell y su equipo han comprobado también que, en el caso de las personas seropositivas, tener antecedentes de depresión grave, presentar síntomas de depresión o ansiedad y una mala calidad del sueño son factores que se relacionan con una mayor fatiga. O que la
prevalencia de medicación para dormir es mucho más alta entre las personas con VIH (19% del total) que entre las que no tienen el virus (1%).
La fatiga se asocia a una menor función cognitiva global en el caso de las personas con VIH, incluso teniendo en cuenta potenciales factores de confusión, como depresión, ansiedad o trastornos del sueño. Estas personas obtienen puntuaciones más bajas en prácticamente todas las tareas cognitivas, desde la función ejecutiva y la velocidad de procesamiento de la información hasta las habilidades motoras complejas. Por ejemplo, la fluidez verbal entre las personas con VIH es 1,7 puntos inferior a la de las personas seronegativas. Las únicas tareas cognitivas que no se asocian a la fatiga en las personas con VIH son el aprendizaje y la memoria diferida, según se desprende del estudio.
Los investigadores sugieren que el deterioro cognitivo relacionado con la fatiga podría deberse a un factor específico: la velocidad de procesamiento de la información. En consecuencia, concluyen, el tratamiento farmacológico de la fatiga, combinado con la psicoterapia, puede ser útil para la mejora tanto de las tareas cognitivas como del desempeño cotidiano.
• El estudio ha contado con la participación de 69 personas con VIH y 36 personas seronegativas de control que fueron emparejadas en función de su edad y nivel educativo. Todas ellas se encuadraban en la franja de edad de 50 a 74 años. Los 69 seropositivos han vivido con el virus una media de 24 años, lo que significa que pueden catalogarse como supervivientes a largo plazo.
• En el momento de realizarse el estudio, el 94% de ellos tomaba tratamiento antirretroviral y el 97% tenía una carga viral indetectable. A pesar de que sus niveles de CD4 eran en general buenos, dos tercios de las personas habían presentado en algún momento inmunodepresión. Además, las personas con VIH mostraron una probabilidad siete veces mayor de declarar una comorbilidad médica o psiquiátrica. Por ejemplo, el 73% declaró un trastorno depresivo relevante prolongado frente al 24% de las personas seronegativas.
• El estudio refleja que la capacidad de aprendizaje y la capacidad de recordar cosas del pasado reciente son habilidades cognitivas que no se ven afectadas por la fatiga. Y pone de relieve la importancia de evaluar y considerar la fatiga en el contexto del envejecimiento con el VIH.
Referencias
• Campbell LM, Sun-Suslow N, Heaton A, et al. Fatigue is associated with worse cognitive and everyday functioning in older persons with HIV, AIDS: May 1, 2022 – Volume 36 – Issue 6 – p 763-772 doi: 10.1097/QAD.0000000000003162
• Se relaciona la fatiga asociada al VIH con un deterioro de la función cognitiva. GTT-VIH
Referencias y Bibliografía