A pesar de la frecuente presencia de trastornos del sueño, no se sabe por qué realmente este problema es tan frecuente en las personas que viven con VIH.
Estudios como el realizado en 2019 en el Hospital de La Paz de Madrid indican que las alteraciones del sueño en las personas con VIH rondan el 70%.
El cerebro parece ser un reservorio para el VIH, incluso en personas que utilizan la terapia antirretroviral, por lo que la idea de que el virus afecta de alguna manera a la salud cerebral y al sueño a largo plazo es más que plausible, subrayan. Pero, también, que la ansiedad y la depresión tienen un impacto directo en el insomnio.
Para abordar el insomnio en personas con VIH, es fundamental identificar y tratar las causas subyacentes.
Esto implica evaluar si la ansiedad, la depresión u otros problemas de salud mental están contribuyendo al problema del sueño.
Además de abordar las causas subyacentes, es esencial ofrecer estrategias de educación para el manejo del estrés y del sueño. Esto puede incluir técnicas de relajación, ejercicios de respiración y la promoción de hábitos de sueño saludables.
Un enfoque multidisciplinar que involucre a profesionales de la salud mental, enfermeros/as especializados/as en VIH y otros miembros del equipo de atención médica puede ser altamente efectivo para abordar el insomnio de manera integral y mejorar así la calidad del sueño de las personas con VIH.
Referencias y Bibliografía