En un mundo saturado de mensajes, encontrar uno que realmente cambie vidas es casi como buscar una aguja en un pajar… digital. Pero, ¿y si la inteligencia artificial pudiera hacer precisamente eso? No venderte zapatillas, ni sugerirte un vídeo de gatitos sino detectar y amplificar los mensajes que pueden salvar vidas, especialmente en la lucha contra el VIH.
Esa es la promesa —y la prueba— de un estudio reciente liderado por investigadores de la Universidad de Pensilvania y publicado por ‘PNAS Nexus’: la investigación explora cómo los algoritmos pueden ayudar a las autoridades sanitarias a promover mensajes efectivos y accionables sobre la prevención del VIH. Spoiler: funciona.
Las campañas de salud pública suelen estar cargadas de buenas intenciones, pero a menudo pecan de caras, lentas y desconectadas de la realidad de las comunidades a las que buscan alcanzar. En Estados Unidos, una campaña digital promedio cuesta más de 100.000 dólares y puede tardar meses en implementarse. Además, estas campañas suelen venir “de arriba”: son diseñadas por equipos creativos o por técnicos sin saber realmente si su mensaje llegará, gustará o servirá. Y cuando se trata de poblaciones vulnerables, como los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), la desconexión puede ser aún mayor.
La solución propuesta por el equipo liderado por la psicóloga Dolores Albarracín no parte de cero. En lugar de inventar nuevos eslóganes, su método se apoya en lo que ya está ocurriendo en redes sociales como X (antes Twitter): decenas de miles de personas hablan a diario sobre salud sexual, VIH, prevención, pruebas o experiencias personales. El equipo de Albarracín ha diseñado un sistema de inteligencia artificial capaz de seleccionar, clasificar y recomendar esos mensajes “nacidos en comunidad” y distribuirlos entre agencias de salud locales para su difusión. No solo es más barato: es más auténtico, más cercano y —según los datos— más eficaz.
Primero, la IA analiza miles de tuits relacionados con el VIH. Previamente, ha sido entrenada con más de 13.000 publicaciones. La clave está en detectar mensajes “accionables”, es decir, que digan claramente qué hacer (hacerse una prueba, usar condón o usar PrEP), y que estos mensajes resulten creíbles y generen motivación. A través de técnicas de aprendizaje automático (como redes neuronales LSTM), se filtran y priorizan los mensajes más útiles. Después, un grupo humano revisa y valida los más prometedores. Este enfoque combinado —algoritmo más revisión humana— ha demostrado ser especialmente eficaz.
Para comprobar si esta idea era más que una ocurrencia, el equipo diseñó tres estudios.
Los datos son contundentes: el 68% de las agencias aumentó su actividad en redes sociales tras usar el sistema, frente al 42% que lo hacía regularmente antes. También, se redujo la percepción de dificultad para encontrar contenido relevante.
Los algoritmos pueden ayudar a las autoridades sanitarias a promover mensajes efectivos y accionables sobre la prevención del VIH. El 68% de las agencias de salud locales aumenta su actividad en redes sociales tras usar el sistema de IA diseñado por investigadores de la Universidad de Pensilvania para seleccionar y clasificar mensajes “nacidos en comunidad”. Gracias a ese sistema, se reduce además la percepción de dificultad para encontrar contenido relevante. No solo es más barato sino más auténtico, más cercano y más eficaz.
Aunque el nivel de interacción (likes, retuits) no fue significativamente más alto en promedio por mensaje, la cantidad de mensajes publicados sí fue mayor, lo cual amplificó el alcance general de las campañas.
El estudio también es cuidadoso al advertir que los algoritmos pueden heredar sesgos humanos si no se diseñan bien. Por eso, incluye una etapa de revisión humana y propone seguir ajustando los modelos para evitar discriminaciones involuntarias. Como dice el propio artículo: “La combinación de IA y supervisión humana no es un lujo,sino una necesidad.”
Este enfoque no se limita a una campaña puntual: es lo que los autores llaman una “campaña viva”, que se actualiza en tiempo real con el pulso de las redes sociales. Un método que no solo ahorra tiempo y dinero sino que habla el idioma de las personas a las que quiere alcanzar.
En plena carrera por erradicar el VIH para 2030, innovaciones como esta pueden marcar la diferencia. Los mensajes correctos, en el momento adecuado y dirigidos a las personas adecuadas pueden traducirse en más tests, más prevención y más salud. Además, este modelo puede aplicarse a otros desafíos de salud pública: desde la vacunación hasta la prevención de ITS o la salud mental. En una era donde el algoritmo lo decide todo, tal vez sea hora de ponerlo a trabajar en favor de la vida.
Referencias y Bibliografía