lupa

Mucho más que el condón: la prevención también es cribado, tratamiento y seguimiento

Casi la mitad son diagnósticos tardíos. Por eso, un grupo de 19 profesionales de distintas disciplinas —médicos, enfermeras, farmacéuticos, activistas, investigadores y representantes de asociaciones— decidió reunirse para escribir un documento que no fuera otro informe técnico sino un manifiesto. Lo llamaron ComPrEmetidos, con “pr” de prevención y de compromiso. Su mensaje es directo: la prevención no es una parte de la estrategia, es la estrategia en sí.

DICIEMBRE 2025

El documento nace de una constatación incómoda: España tiene los recursos, la tecnología y la evidencia científica para frenar la transmisión del virus, pero sigue atrapada en un modelo que no llega a todos. La profilaxis preexposición (PrEP) es la prueba más clara de esa paradoja.

Se trata de un tratamiento preventivo, eficaz, seguro, que reduce en más de un 90% el riesgo de adquirir el VIH. En muchos países, su implantación ha supuesto un punto de inflexión. En España, sin embargo, su despliegue es todavía desigual y limitado, aunque gracias al esfuerzo realizado se ha alcanzado la cifra de 35.000 usuarios.

El 99% de las personas que acceden corresponde a hombres que tienen sexo con hombres. Las mujeres, los jóvenes, las personas trans o las personas migrantes apenas figuran en las estadísticas. No porque no la necesiten, sino porque nadie se la ofrece, o porque no saben que existe, o porque llegar hasta ella o mantenerse se convierte en una carrera de obstáculos.

El enfermero Julio Morais, del Hospital Universitario de La Palma, en Canarias, lo resume con una frase que atraviesa todo el documento: “La prevención combinada —biomédica, conductual y comunitaria— es la estrategia más efectiva que tenemos hoy contra el VIH y las infecciones de transmisión sexual.”

“La prevención combinada —biomédica, conductual y comunitaria— es la estrategia más efectiva que tenemos hoy contra el VIH y las infecciones de transmisión sexual”

Julio Morais

Morais recuerda que este giro no es improvisado: “En 2012, la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) aprobó la PrEP oral; y en 2016, la Agencia Europea del Medicamento. En España, desde 2019, está financiada por el Ministerio de Sanidad. Hemos avanzado, sí, pero seguimos lejos de una cobertura real y equitativa.”

Morais insiste en que el cambio de foco no significa olvidar el cribado ni el tratamiento sino integrarlos dentro de una visión de prevención global. Porque, como recuerda Michael Meulbroek, activista y presidente de Projecte dels NOMS–Hispanosida y del Checkpoint Barcelona, “el tratamiento también es prevención”. “No se trata de cambiar el foco sino de entender que todo forma parte del mismo ecosistema. El cribado, el tratamiento y la PrEP son eslabones de una misma cadena”, afirma.

Prevención combinada

Esta idea de la prevención combinada es, precisamente, el eje sobre el que gira el plan estratégico nacional de VIH e ITS. La doctora Mar Vera, médico del Centro Sanitario Sandoval del Hospital Clínico San Carlos, lo explica con claridad: “El objetivo estratégico del plan 2021-2030 es promover la prevención combinada desde un enfoque integral de salud. Incluye el uso del preservativo, la PrEP, la profilaxis postexposición, el cribado precoz, el abordaje del chemsex, la reducción de daños y la vacunación”. En su opinión, este enfoque permite abordar el antes, el durante y el después de la infección, integrando las dimensiones médicas y sociales.

El reto, sin embargo, no es solo teórico. El modelo hospitalcentrista actual sigue siendo una barrera. La PrEP, aunque gratuita, se dispensa casi exclusivamente en hospitales. “Un modelo basado solo en hospitales genera barreras de acceso», asegura Morais. “Hay que diversificar los puntos de prescripción y dispensación: atención primaria, urgencias, centros de ITS, farmacias comunitarias, incluso telemedicina. Solo así lograremos una descentralización real”.

Mar Vera, que trabaja precisamente en una clínica de ITS, coincide con Morais y añade otra reflexión crucial: “La PrEP es una herramienta preventiva, no un tratamiento. No debería depender de la farmacia hospitalaria. Los dispositivos extrahospitalarios, como las clínicas de ITS, son esenciales porque facilitan el acceso, reducen el estigma y permiten un seguimiento más flexible.”

“La PrEP es una herramienta preventiva, no un tratamiento. No debería depender de la farmacia hospitalaria”

Mar Vera

Desde su experiencia, la prevención eficaz exige puertas abiertas, tanto literal como simbólicamente: “Las ITS no esperan cita. Hay que poder atender a demanda, sin burocracia, sin barreras administrativas.”

Desigualdades

Las desigualdades también son geográficas. El acceso a la PrEP y a la prevención combinada depende del código postal. En algunas comunidades, hay unidades de salud sexual activas; en otras, apenas unos hospitales desbordados. “La coordinación debe ser nacional y autonómica a la vez,” señala Morais. “Es esencial compartir información, establecer protocolos comunes y garantizar recursos en todas las regiones. Enfermería tiene un papel clave en el seguimiento y la vinculación de los usuarios”.

A esas desigualdades se suman las barreras invisibles del estigma y el lenguaje. Meulbroek, desde su mirada comunitaria, pone el acento ahí: “Debemos dejar de hablar de ‘poblaciones de riesgo’. Es un lenguaje estigmatizante. Las personas trans o migrantes no están en riesgo por quiénes son sino porque viven en entornos donde la carga viral comunitaria es más alta. El objetivo debe ser reducir esa carga para toda la sociedad”.

El documento ComPrEmetidos subraya otro punto débil: la formación sanitaria insuficiente. Muchos profesionales aún se sienten incómodos al hablar de salud sexual o no tienen herramientas para identificar a quienes podrían beneficiarse de la PrEP. “Todavía cuesta que un médico pregunte por prácticas sexuales sin juzgar”, confiesa Vera. “Y mientras el tabú siga vivo, el virus seguirá encontrando su espacio. Es fundamental mejorar la capacitación de los profesionales, sobre todo en atención primaria. Debemos incorporar la salud sexual y la prevención del VIH en todos los niveles asistenciales”, continúa la enfermera.

Innovación

La prevención también se juega en el terreno de la innovación. Los profesionales miran con esperanza hacia los nuevos fármacos de larga duración, una alternativa para quienes tienen dificultades con la toma diaria. “Hay que ofrecer un abanico de opciones, no un modelo único”, defiende Meulbroek. Que añade: “Lo importante es que puedan elegir. Cuando las personas pueden decidir su estrategia preventiva, la adherencia mejora”.

“Lo importante es que puedan elegir. Cuando las personas pueden decidir su estrategia preventiva, la adherencia mejora””

Meulbroek

Pero la adherencia no depende solo de la farmacología sino del acompañamiento. “Es preciso individualizar el seguimiento y reforzar la atención comunitaria”, explica Morais. “La enfermería tiene un papel decisivo en el apoyo psicosocial, la educación y la continuidad del cuidado”. Mar Vera añade que eliminar trabas administrativas también es esencial: “Hay que derribar las barreras burocráticas y facilitar el acceso. Especialmente, a personas en situación irregular. Si no pueden entrar al sistema sanitario, el sistema tiene que salir a buscarlas”.

La labor comunitaria

Las ONG aparecen en todos los discursos como pieza fundamental del modelo ideal de prevención. “Son dispositivos amigables que generan confianza”, insiste Vera. “Permiten llegar a poblaciones clave: trabajadores sexuales, personas trans, jóvenes, personas privadas de libertad”. Morais va aún más allá: “El sistema ideal debería integrar a las ONG en los circuitos de derivación, prescripción y seguimiento. Su papel no es accesorio: son actores principales”. Meulbroek lo ejemplifica con su experiencia en Barcelona: “El modelo Checkpoint ha demostrado que otros formatos son posibles. No todo tiene que pasar por el hospital. La prevención puede y debe adaptarse a la realidad de cada territorio”.

La conversación sobre cribado también necesita un cambio cultural. “Cada diagnóstico tardío es una oportunidad perdida”, recuerda el documento ‘ComPrEmetidos’. Por eso, el grupo propone normalizar el test del VIH: ofrecerlo en atención primaria, en urgencias, en farmacias o en centros comunitarios. Que hacerse la prueba sea tan habitual como tomarse la tensión. “El cribado es prevención y el tratamiento también lo es”, resume Meulbroek. “Cuanto antes se detecta y se trata, antes se corta la cadena de transmisión”.

El informe concluye con un decálogo que no pretende ser un listado burocrático sino una hoja de ruta. Diez acciones que, leídas juntas, componen un mismo mensaje: la prevención no es una fase, es un compromiso permanente.

Morais lo resume sin titubeos: “Si tuviera que quedarme con un punto del decálogo, sería el primero: reforzar la prevención como eje estratégico.

Porque de ahí nace todo lo demás”. Vera coincide, pero matiza: “No basta con estrategias, hay que implementarlas de forma equitativa, adaptadas al contexto actual y a las necesidades reales de cada colectivo”. Y Meulbroek añade el matiz final, casi filosófico: “La prevención también es lenguaje, respeto y elección. Cuando tratamos a las personas como sujetos activos de su salud, la prevención deja de ser un protocolo para convertirse en una cultura”.

La meta internacional sigue siendo clara: acabar con el sida como problema de salud pública en 2030. Las herramientas existen. Lo que falta, dicen los ‘ComPrEmetidos’, es coordinación, voluntad política y una mirada humana. “Tenemos la ciencia”, concluye el documento. “Nos falta el compromiso”.

¿Crees que puedes tener VIH?

PREGUNTAS CON RESPUESTA

Actualidad

VIHpedia