A pesar de la frecuente presencia de trastornos del sueño, poco se sabe sobre la causa de este problema en las personas que viven con VIH. Muchos lo atribuyen al empleo de los fármacos antirretrovirales. Sin embargo, los estudios realizados en este sentido son escasos y poco concluyentes. Tampoco existen trabajos que vayan más allá de la descripción de los propios pacientes sobre la calidad de su sueño. Sea lo que sea, sí parece claro que con VIH hay más posibilidades de padecer insomnio y que el insomnio deteriora, a su vez, el sistema inmunológico.
“Mira, te voy a poner un ejemplo. Yo ya no le digo a mi médico que duermo mal porque ya me he cansado. No digo que no me ayude sino que no consigue solucionarlo. Así que no se lo digo. Sin embargo, cuando me pasan una escala del sueño, señalo que duermo fatal”. Quien dice esto —como paciente— María José Fuster, doctora en psicología con VIH desde 1989 y en la actualidad directora de la Sociedad Española Interdisciplinaria del SIDA (Seisida).
En general, el problema que más frecuentemente subyace al insomnio y a otros trastornos del sueño como las pesadillas, el despertar precoz o la ausencia de fases de sueño profundo suele ser la depresión. Pero no siempre es así. Es cierto que las personas que viven con VIH presentan una mayor tasa de ansiedad y depresión. No es de extrañar, por tanto, que presenten también mayores índices de insomnio: según muchos estudios, presentan una prevalencia de entre el 60% y el 70% de alteraciones del sueño. Sin embargo, como indica la doctora Fuster, “no se da con la tecla para acabar con el insomnio”.
“Yo ya no le digo a mi médico que duermo mal, porque ya me he cansado. No digo que no me ayude, sino que no consigue solucionarlo. Así que no se lo digo. Sin embargo, cuando me pasan una escala del sueño, señalo que duermo fatal”
María José Fuster
Psicóloga y directora ejecutiva de Seisida.
En muchas ocasiones, no es necesario recurrir a los fármacos. Varios ensayos han demostrado que los métodos conductistas que consiguen modificar el comportamiento tienen una eficacia similar con la ventaja añadida de no inducir intolerancia ni problemas de dependencia. De esta opinión es Celia García Malo, neuróloga del Instituto de Investigaciones del Sueño. García Malo asegura que la terapia cognitivo-conductual (TCC) funciona en personas que llevan meses o años teniendo problemas de sueño. En algunos casos, estos problemas pueden ser ocasionales; en otros, aparecen por temporadas; y, en otras circunstancias, se vuelven un problema crónico. García Malo afirma que “se obtienen muy buenos resultados con la aplicación del tratamiento cognitivo conductual, que enseña cómo debe dormir el paciente y cómo controlar sus pensamientos a la hora de descansar”.
Tres de cada cuatro personas que viven con VIH refieren dificultades para dormir.
Desde luego, como en otros pacientes, existe un amplio abanico de opciones terapéuticas para combatir los síntomas. El problema es que los profesionales sanitarios suelen estar poco atentos. Y eso a pesar de que se ha señalado que el sueño es un factor que influye de forma determinante en la calidad de vida de un paciente con VIH. “Los pacientes informan de un mayor número de síntomas que los estimados por los médicos. Especialmente, ansiedad, tristeza y fatiga”, destaca precisamente María José Fuster en las conclusiones de un estudio realizado por Seisida, en colaboración con Gilead, que se presentó en el Congreso de la Sociedad Europea del Sida 2021 (EACS2021).
El reportaje sobre Por qué los pacientes con VIH valoran su salud peor que los médicos
En este estudio, los médicos señalan también que el insomnio y los mareos son los síntomas más frecuentes que llevan a los pacientes a interrumpir su tratamiento. “La innovación terapéutica ha conseguido disponer de tratamientos antirretrovirales de posología muy sencilla que proporcionan alta eficacia, pocos efectos adversos y una buena adherencia. Conseguido esto, es muy importante seguir avanzando, garantizando la salud y la calidad de vida de los pacientes VIH a lo largo de los años. Para ello, es clave realizar una adecuada elección del tratamiento con el objetivo de minimizar o evitar la aparición de alteraciones en el sistema nervioso central”, asegura el doctor Ignacio Pérez Valero, del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.
Las personas con VIH ven aún más deteriorado su sistema inmunológico debido a los trastornos del sueño que comienzan a padecer con la enfermedad. Los más comunes son el insomnio y los trastornos del ritmo circadiano. Es común que no puedan conciliar el sueño, tengan despertares frecuentes durante la noche o, simplemente, no puedan dormir en el horario convencional.
“No dormir de forma apropiada provoca un mayor predominio de radicales libres, lo que causa alteraciones en el sistema inmunológico”
Celia García Malo
Neuróloga especialista en trastornos del sueño del Instituto de Investigaciones del sueño.
García Malo, especialista en trastornos del sueño, lo explica así: “Normalmente, cuando dormimos, su produce una restauración y una eliminación de los radicales libres que tenemos en nuestro organismo. No dormir de forma apropiada provoca un mayor predominio de radicales libres, lo que causa alteraciones en el sistema inmunológico. Eso induce cambios en el eje hipotálamo pituitario adrenal, así como en el sistema nervioso simpático”. La neuróloga indica que los principales cambios se dan en el balance entre el sistema inmunológico innato y el sistema inmunológico adaptativo. “Este balance se pierde si no se duerme de manera adecuada. En ese caso, predominan la acción del sistema inmunológico adaptativo, lo que produce un aumento en circulación sanguínea de elementos mediadores de la inflamación, como la interleucina 2, el factor de necrosis tumoral alfa y la proteína C reactiva. Aparecen entonces síntomas como dolor, cansancio y fatiga durante el día, lo que incide de manera negativa en el control de la enfermedad”.
“La mala higiene del sueño puede provocar también hipertensión arterial o insulino-resistencia, que se agregan a la condición médica del paciente y al compromiso de su salud”, concluye García Malo.
• Mejorar el estado de ánimo.
• Cambiar el tratamiento antirretroviral.
• Medicación efectiva para conciliar el sueño.
• Control adecuado del VIH.
• Ejercicio y alimentación saludable.
• Buena salud global: drogas, alcohol y tabaco se relacionan con una peor calidad del sueño.
Fuente: www.fls-science.com
Si padeces algún trastorno del sueño acude a un especialista y te aconsejamos que antes hagas este cuestionario sobre la calidad del sueño y prepares tu consulta.