A veces, las grandes decisiones no empiezan con un mapa sino con una intuición. Dos jóvenes, nacidas a cientos de kilómetros de distancia, tomaron caminos distintos, pero terminaron encontrándose en un mismo punto del planeta: Hull. En esta ciudad coincidieron Carla Barrado, zaragozana de 30 años, y Carolina Ortiz, colombiana de 37, para hacer un máster de voluntariado en el College for International Cooperation and Development, donde, además de la formación, se ofrece la participación en proyectos de voluntariado real como parte del proyecto.
Carla Barrado vivió en Valencia desde pequeña. Trabajadora social de formación y espíritu, ha orientado su carrera hacia la cooperación internacional y las conductas adictivas. Desde 2019, ha recorrido el mundo con la mochila del voluntariado al hombro, dejando atrás la comodidad del hogar y apostando por experiencias que la transforman a cada paso. Sin pareja, sin ataduras, pero con una convicción firme: “Si no es ahora, ¿cuándo?”
Carolina Ortiz, fisioterapeuta especializada en rehabilitación neurológica y pulmonar, sintió que la vida necesitaba un giro tras la pandemia. Con valentía, se puso como meta mejorar su inglés, pero lo que encontró fue algo más profundo: una oportunidad de redescubrirse lejos de casa y de los afectos.
Las dos eligieron un proyecto de VIH con niños y familias en Zambia. Esa experiencia las ha transformado. Cuando conversamos con ellas, todavía se encuentran en el país africano, por lo que la comunicación no es fácil.
¿Por qué decidisteis hacer un máster en Inglaterra?
Carla Barrado: Mi motivación principal fue buscar un cambio de aires y mejorar mi inglés. En España, el inglés no se practica mucho. Además, como trabajadora social, quería hacer un voluntariado real, inmersivo, que me ayudara profesional y personalmente. Así fue como encontré el College for International Cooperation and Development (CICD) en Inglaterra, con el que colaboro desde 2019.
Carolina Ortiz: Yo también buscaba un cambio. Tras años trabajando como fisioterapeuta en Colombia, me sentía estancada. Necesitaba un reto personal, mejorar mi inglés y vivir una experiencia distinta. Descubrí el CICD, apliqué a una beca y, tras un periodo de formación y trabajo, pude embarcarme en esta aventura.
¿Por qué elegisteis el proyecto de VIH con niños y familias en Zambia?
Carla: En el colegio nos presentaron varias opciones de voluntariado. El proyecto de VIH con niños y familias nos interesó por su enfoque comunitario. Personalmente, también influyó el deseo de compartir esta experiencia con Carolina, con quien ya había conectado en la etapa previa.
Carolina: Coincido. El enfoque integral del proyecto y la posibilidad de trabajar con niños fue determinante. Queríamos un proyecto que nos retara y nos permitiera aportar desde nuestras formaciones.
¿Qué sabíais sobre el VIH antes de llegar a Zambia?
Carla: Muy poco. Mi formación es social, apenas había tocado el tema. Fue al saber que vendría a este proyecto cuando comencé a informarme. Aquí he aprendido mucho: desde cómo funcionan los antirretrovirales hasta la importancia de los test.
Carolina: En mi caso, por mi formación en salud, conocía más sobre el VIH. Sabía cómo se transmite, su impacto en el sistema inmunológico y la importancia de la medicación. Aun así, esta experiencia ha ampliado mi visión.
¿Falta información sobre VIH entre los jóvenes en España y Colombia?
Carla: En mi experiencia, sí. En España no es un tema del que se hable abiertamente, ni siquiera entre amigos. Creo que falta educación y visibilización.
Carolina: En Colombia sucede algo similar, sobre todo en zonas rurales. Hay mucho desconocimiento, estigma y falta de acceso a información fiable.
¿Cómo viven los niños el hecho de tener VIH en Zambia?
Carla: El VIH es una infección muy presente. Después de la malaria, es una de las patologías más comunes. Aún existe mucho estigma, por lo que se trabaja con mucha cautela. Se respeta el ritmo de cada niño para hablar del tema.
Carolina: Hay casos por transmisión vertical, matrimonios tempranos, abusos o transmisiones casuales. Pero también hay mucha educación. Los adolescentes están muy comprometidos y tienen una madurez admirable.
¿Cómo se trabaja con los niños y sus familias?
Carla: Cada trabajador social visita mensualmente a las familias asignadas. Se hace seguimiento de la salud, la nutrición, la educación y otros factores. Hay planes individuales según las necesidades de cada niño y familia.
Carolina: También se trabaja con grupos de acción y ahorro para capacitar a los cuidadores en temas de economía familiar y salud. El objetivo es empoderar a las familias para que sean autosuficientes.
¿Cuáles son las principales necesidades de los niños con VIH en Zambia?
Carla: Que puedan seguir siendo niños. Muchos asumen responsabilidades demasiado pronto. El proyecto intenta garantizar que vayan a la escuela, tengan acceso a alimentación, salud y, sobre todo, que vivan sin miedo ni estigma.
Carolina: También que comprendan su condición, que reciban educación sexual, que se cuiden y se valoren. La información es poder, y aquí se les brinda desde muy pequeños.
¿Qué destacaríais del trato con los niños y adolescentes del proyecto?
Carla: La naturalidad con la que se tratan entre ellos, independientemente de su diagnóstico. También el compromiso de los adolescentes y su conocimiento sobre el VIH. Es admirable.
Carolina: La madurez con la que afrontan su realidad. Muchos viven en condiciones muy duras y, a pesar de ello, son alegres, generosos y solidarios. Te comparten lo poco que tienen. Te enseñan mucho.
¿Seguiréis vinculadas a temas de VIH en el futuro?
Carla: No lo descarto. Esta experiencia me ha abierto una nueva perspectiva. Me gustaría seguir trabajando con colectivos vulnerables, y el VIH es una causa que ahora conozco y valoro mucho más.
Carolina: A mí también me interesa seguir en esta línea. Me encanta trabajar con niños y creo que, desde mi formación como fisioterapeuta, puedo aportar mucho en su desarrollo integral. Me gustaría aplicar lo aprendido en mi país.
¿Qué mensaje os gustaría compartir?
Carla: Que la salud es lo más importante. Puedes tener o no dinero, pero si no tienes salud, no puedes hacer nada. Esta experiencia me ha hecho valorar eso profundamente.
Carolina: Que hay mucho por hacer y que todos podemos aportar algo. Que se puede vivir con VIH, que el estigma debe desaparecer y que la educación y el amor son herramientas poderosísimas para cambiar vidas.