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Depresión en mujeres con VIH

La depresión no es algo asociado necesariamente al VIH, pero muchos estudios confirman que recibir un diagnóstico así y vivir con el virus pueden producir depresión o ansiedad. Esos estudios, además, demuestran que existe una conexión directa entre la depresión y una peor salud en las personas con VIH.

Las mujeres con VIH que están deprimidas acuden menos a su atención para el VIH, tienen más problemas para seguir sus regímenes de medicamentos y su enfermedad progresa más rápidamente.

Si estás experimentando síntomas de depresión, es posible que no sigas de manera adecuada el tratamiento contra el VIH, lo que puede conducir al desarrollo de resistencia viral.

Las resistencias hacen que los medicamentos contra el VIH sean menos efectivos. Si estás deprimida, obtener ayuda es crucial. Es muy importante que la depresión sea diagnosticada y tratada lo más rápido posible para evitar problemas graves.

Estar deprimida no es sin más sentirse sin ánimo, triste, infeliz o sin esperanza. Todos estos son sentimientos comunes. Pero si se vuelven abrumadores, incapacitantes o duraderos, entonces sí pueden ser señal de que tienes una verdadera depresión. Si tienes alguno de estos síntomas o no estás segura, es importante que hables con tu especialista.

A veces, el uso de sustancias oculta la depresión. Esto sucede cuando las personas se «automedican» usando drogas o alcohol para tratar de no sentir el dolor que les preocupa. Si sientes que la depresión o la ansiedad aumentan tu consumo de sustancias, solicita ayuda a tu especialista.

Muchas mujeres con VIH también experimentan otras situaciones estresantes: discriminación racial o de género, acoso sexual,  pobreza o violencia. También, el hecho de ser madre soltera con VIH puede llevar a la depresión.

La depresión afecta más a las mujeres

Los estudios demuestran que, en general, las mujeres tienen el doble de probabilidades de estar deprimidas que los hombres. Hay varias razones posibles.

Una es la carga que soportan muchas mujeres como principales proveedoras de cuidados para los otros miembros de la familia. Con frecuencia, muchas mujeres se preocupan por los demás y no se preocupan por ellas mismas.

Otra razón es tener un ingreso familiar más bajo, menos educación y menos apoyo social.

También existe un fuerte vínculo entre el abuso o la violencia contra las mujeres, ya sea físico, sexual o emocional, y la depresión, el estrés postraumático y los intentos de suicidio. La violencia de pareja aumenta el riesgo de depresión y otras condiciones de salud mental tanto en mujeres que experimentan tal violencia como en sus hijos.

Pues bien, todo esto se agrava en las mujeres con VIH. Saber que tienes VIH es una noticia que puede cambiar tu vida. Algunas mujeres se sienten abrumadas, impotentes o incapaces de hacer frente a un diagnóstico así. Otras temen por su salud futura o por revelar su estado viral a amigos y familiares. El estigma que muchas mujeres con VIH experimentan puede llevar al aislamiento social y a sentimientos de soledad. Todos estos sentimientos (impotencia, ansiedad, soledad) son factores clave de la depresión.

Depresión en mujeres mayores

A medida que los tratamientos del VIH han mejorado, cada vez hay más mujeres mayores con VIH. Envejecer implica desafíos específicos: enfermedades crónicas, discapacidad o pérdida de seres queridos, por ejemplo. Estos desafíos pueden llevar a sentimientos de tristeza o depresión. Sin embargo, la depresión no es una parte normal del envejecimiento. Estate atenta a los síntomas antes descritos y consulta con tu especialista.

Referencias y Bibliografía

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