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Salud mental y emocional

Así como el cerebro es un órgano concreto (tangible), la mente es abstracta: es sinónimo de nuestros pensamientos, conciencia, voluntad… El trabajo que realizan mente y cerebro podría catalogarse casi de mágico, teniendo en cuenta que, para la ciencia, con todos los avances logrados, ambos siguen siendo en gran medida dos extraños.

Cuando el equilibrio entre cerebro y mente se altera, eso influye directamente en nuestra salud mental. Debemos recurrir entonces a profesionales de la psicología y psiquiatría para buscar soluciones. La pérdida de un trabajo, la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, un diagnóstico grave… nos generan un impacto emocional de difícil gestión.

Es lo que sucede al recibir la noticia de haber contraído el VIH. Ansiedad, depresión, insomnio o necesidad de aislarse son trastornos que suelen aparecer. Es imprescindible actuar para no dejar que progresen.

Se sabe que los problemas neuropsiquiátricos son más habituales en personas con VIH que entre la población general. Además, algunos fármacos antirretrovirales pueden provocar problemas psicológicos como efecto secundario. Si has tenido algún problema de salud mental en el pasado, es importante que lo comuniques a tu médico especialista para que lo tenga en cuenta a la hora de recomendar un tratamiento.

Los especialistas le dan la misma importancia a la carga emocional que a la carga viral porque no hay ninguna duda de que las personas con VIH no pueden acceder a una calidad de vida adecuada si no tienen una buena salud mental.

Familia y amigos son de gran ayuda en esos momentos. También, los grupos de apoyo. Con ellos, puedes hablar de tus problemas, encontrar fuentes de información útil y recibir soporte emocional.

Muchas clínicas de VIH ofrecen especialistas en salud mental. Algunas asociaciones disponen de pares (personas con VIH que tienen un alto grado de aceptación de su estado serológico). Si es necesario, tu médico te puede derivar a un especialista.

En general, las intervenciones psicológicas ayudan a las personas a afrontar sus problemas. El tipo de terapia proporcionada puede ser variada: cognitiva conductual; técnicas de mindfulness y relajación; psicoterapia psicodinámica y psicoanalítica centrada en la persona de forma integral y humanista; clases motivacionales o terapias de grupo de diversos tipos, etcétera.

La interacción y el apoyo social también tienen una importancia crucial a la hora de abordar la depresión y otros problemas psicológicos relacionados con el VIH.

Referencias y Bibliografía

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