Luca Ferreti y Linda-Gail Bekker, dos expertos mundiales contra el VIH

Los virólogos Luca Ferreti y Linda-Gail Bekker, dos figuras mundiales en la investigación del VIH, han participado en la séptima edición del encuentro HIBIC, que tuvo lugar en julio en Madrid. Aprovechamos su paso por España para rescatar algunas de sus impresiones.

“Me entusiasma haber participado en el HIBIC 7, sobre todo porque es la primera vez en la que he hablado en persona y no por zoom”, sonríe el doctor Luca Ferretti, del Instituto Pirbright de Ciencia del Reino Unido. Ferreti forma parte del equipo británico que descubrió a principios de este año una nueva variante virulenta de VIH que apareció en Países Bajos. Esta nueva variante no hace que suene ninguna alarma porque los investigadores sitúan su origen a finales de la década de los ochenta —cuando la epidemia estaba descontrolada— y su circulación a principios de los 2000. De hecho, a partir de 2010 desaparece su incidencia.

El doctor Ferretti explica que, desde el punto de vista clínico, la característica más preocupante “es el rápido descenso de los linfocitos CD4 que se observa en las personas con esta variante, totalmente controlada en Europa gracias a la terapia antirretroviral El principal riesgo es su propagación en comunidades donde el tratamiento está menos extendido”.

La aparición de esta variante nos recuerda algo que parecía olvidado: que el virus sigue con nosotros y que no hay que bajar la guardia. “También, podría haber variantes similares en otras partes del mundo. Se están realizando esfuerzos para buscarlas, ya que es importante detectarlas antes de que puedan extenderse a comunidades con un bajo uso del tratamiento”, afirma. “Apoyar el acceso a la terapia antirretroviral en todo el mundo continúa siendo una herramienta importante para el control del VIH, y el descubrimiento de esta variante confirma su importancia”, concluye Luca Ferretti.

Por su parte, Linda-Gail Bekker es directora adjunta del Centro de VIH Desmond Tutu en el Instituto de Enfermedades Infecciosas y Medicina Molecular de la Universidad de Ciudad del Cabo y directora de operaciones de la Fundación de VIH Desmond Tutu. Además, ha sido presidenta de la Sociedad Internacional del SIDA entre 2016 y 2018. Ese año recibió el Premio Desmond Tutu a la Investigación para la Prevención del VIH y los Derechos Humanos. Pero Bekker es, sobre todo, activista contra el VIH. Por este motivo, trata de encajar las piezas entre las políticas y la ciencia para alcanzar un mayor impacto: “Las respuestas de salud pública son mejores si están basadas en la evidencia, con investigación, para garantizar que sean factibles y escalables”, afirma. Y aunque cree que se debe construir a partir de la experiencia adquirida, “estamos en un proceso a largo plazo, así que necesitamos que la generación más joven dé un paso al frente, reciba orientación y se anime a tomar las riendas”.

Como activista, además, tiene claro que la clave para acabar con la epidemia “es no dejar a nadie atrás”, por lo que una de sus fijaciones es llevar la prevención del VIH a la población más desfavorecida. “No hay duda de que no lograremos el control de esta epidemia si dejamos a los grupos más vulnerables sin servicios y sin acceso. Otro reto es acercar todos los avances médicos a la población en riesgo de exclusión”, afirma.

En su valoración de estos cuarenta años de epidemia, Linda-Gail Bekker cree que se ha avanzado mucho en algunos aspectos y muy poco en otros. Habla concretamente de África, claro: “Nuestra expectativa de vida ha aumentado y estamos viendo a muchas menos personas morir de sida. Pero no hemos avanzado mucho en la prevención primaria, en el estigma y en frenar la epidemia en las mujeres, niñas y jóvenes más vulnerables. Hemos reducido la transmisión vertical, lo cual es muy importante, pero todavía tenemos demasiados bebés que nacen con el VIH porque no hemos llegado a todas las mujeres para prevenir la transmisión durante la lactancia”.

Y sin pausa, destaca la importancia de la protección de los derechos humanos como herramienta fundamental en la respuesta al VIH. “Cuando las personas sienten que no tienen derechos acaban en la clandestinidad y alejadas de la atención, la prevención y los servicios de salud. Esto simplemente permite que la epidemia continúe”, explica.

Bekker es optimista, “¡inherentemente optimista!”, asegura, y cree que se puede acabar con el sida en África. “Cada día tenemos más opciones, más allá del uso del preservativo. Ha sido muy buena la introducción de antivirales para prevenir la infección, tanto de manera previa como posterior a la exposición. Y pronto tendremos más herramientas que supondrán un gran cambio”, concluye.