Quienes han vivido con el VIH muchos años suelen llamarse supervivientes de largo plazo o, coloquialmente, ‘supervihvientes’.
Adquirieron el virus cuando la enfermedad era, en la mayoría de los casos, una sentencia de muerte. Pasaron sus primeros años de vida adulta viendo cómo decenas de amigos y conocidos morían a causa de la enfermedad que ellos mismos padecían. Estaban convencidos de que morirían jóvenes.
Los actuales medicamentos contra el VIH hacen posible que las personas con el virus tengan vidas mucho más largas y plenas de lo que nunca hubieran podido imaginar. Los antirretrovirales constituyen, sin duda, uno de los mayores éxitos de la medicina moderna.
Este tipo de experiencia traumática puede dejar en una persona una marca duradera y afectar no solo a su salud mental y física sino también a su estabilidad económica y a su calidad de vida en general.
Sin embargo, no todos los ‘supervihvientes‘ son adultos mayores. Las personas que ahora tienen entre 20 y 40 años y que adquirieron el VIH al nacer o cuando eran muy jóvenes también han vivido con el virus durante décadas.
No podemos olvidar a sus parejas, a sus acompañantes, a sus cuidadores, a los miembros de la comunidad, a los activistas y a los sanitarios de primera línea que las apoyaron en los primeros días de la epidemia. También ellas experimentaron enormes pérdidas y sus vidas se vieron profundamente afectadas por la epidemia.
Es el que afecta a las personas que adquirieron el VIH en los inicios de la pandemia, cuando todavía no existían medicamentos eficaces contra el virus.
Síntomas más habituales del supervihviente:
Hay pocos estudios publicados sobre el síndrome del superviviente. Sin embargo, en los últimos años, los propios ‘supervihvientes’ han empezado a reunirse y a compartir sus vidas tras años muy oscuros.
Algunos de los problemas de salud a los que se enfrentan los ‘supervihvientes’ están relacionados con los efectos comunes del envejecimiento, pero otros muchos tienen que ver específicamente con el virus. Y es que la mayoría se enfrenta a las consecuencias de décadas de tratamiento.
La toxicidad de muchos de los primeros regímenes contra el VIH provocó efectos secundarios que alteraron sus vidas. Entre ellos, la lipodistrofia (acumulación de grasa o desgaste, que cambia el aspecto de la persona) o la neuropatía periférica (dolor en los nervios, a menudo en manos y pies).
Muchos ‘supervihvientes’ toman muchas pastillas cada día. Tanto para controlar el VIH como para hacer frente a otras comorbilidades. Pero estas personas, como cualquier otra, también toman vitaminas, suplementos, métodos anticonceptivos o analgésicos. Esto aumenta la probabilidad de interacciones entre medicamentos.
La fatiga del tratamiento (el cansancio físico o emocional de tomar los medicamentos para el VIH) puede llevar a muchos ‘supervihvientes’ a tener dificultades con la adherencia a su tratamiento, lo que acabaría provocando resistencia a los medicamentos.
Es muy importante que los ‘supervihvientes’ de todas las edades mantengan relaciones de confianza con sus especialistas, de modo que puedan trabajar juntos para encontrar opciones de tratamiento eficaces y tolerables. Este es un paso clave no solo para mejorar los resultados de salud a largo plazo, sino también para mejorar la calidad de vida en general.
La inflamación es la respuesta natural del cuerpo humano ante una amenaza o un daño.
El sistema inmunitario de una persona con VIH siempre está luchando por deshacerse del virus. Y eso, durante muchos años. Este hecho se conoce como activación inmunitaria crónica de bajo nivel, que es una forma de inflamación.
La inflamación continua parece estar relacionada con afecciones,como las enfermedades cardíacas y el cáncer. Los científicos siguen estudiando si las personas con VIH experimentan un ‘envejecimiento acelerado’ debido en parte a la inflamación.
Comer bien, hacer ejercicio, dejar de fumar, controlar otras condiciones de salud como la presión arterial alta y la diabetes, y tomar los medicamentos para el VIH pueden ayudar a reducir los niveles de inflamación en los supervivientes.
Entre las personas que envejecen con VIH se da con más frecuencia una serie de patologías o comorbilidades. Deben tener muy en cuenta, por ejemplo, enfermedades cardíacas, problemas renales, anemia, hepatitis C (VHC) y otros tipos de enfermedades hepáticas, trastornos neurocognitivos, cánceres o enfermedades óseas.
Referencias y Bibliografía