Ciertas condiciones ginecológicas (aunque no todas) son más frecuentes, más serias o difíciles de tratar en mujeres con VIH que en las que no viven con el virus. Si no se tratan, algunas infecciones ginecológicas pueden hacerse más graves. Por ejemplo, la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) o el cáncer de cuello uterino. A continuación, revisamos distintas situaciones que pueden ser de tu interés si tienes VIH.
Las ITS son infecciones o enfermedades que se transmiten de persona a persona a través del sexo oral, vaginal o anal. Aunque existen más de 25, las más comunes son estas: clamidia, gonorrea, virus del papiloma humano, hepatitis A, B o C, virus del herpes genital, VIH, sífilis o tricomoniasis.
Las mujeres que viven con VIH a menudo tienen infecciones causadas por hongos que son difíciles de tratar. Se es más propensa a experimentar problemas relacionados con hongos si:
La EIP es la inflamación del tracto genital superior o aparato reproductor, que incluye ovarios, útero y trompas de Falopio. La EIP suele estar causada por infecciones comunes, incluyendo las de transmisión sexual como gonorrea y clamidia. La EIP se inicia después de que estas infecciones saltan de la vagina a los ovarios, el útero y las trompas de Falopio. Ahí, pueden causar daños graves y producir incluso la infertilidad.
Los síntomas más comunes de la EIP son dolor en el bajo vientre, ciclos menstruales irregulares, sangrado vaginal fuera del período, flujo vaginal y ganas frecuentes de orinar o dolor al orinar. Las personas con VIH que desarrollan EIP deben recibir un seguimiento cuidadoso de su médico.
Los fibromas uterinos son tumores casi siempre benignos (no cancerosos). Están formados por células musculares y otros tejidos que crecen dentro y alrededor de la pared del útero (matriz). Son muy comunes en las personas en edad reproductiva que tienen útero. Las investigaciones demuestran que hasta el 80% de las personas con útero desarrollará al menos un fibroma al llegar a los 50 años.
Los síntomas de los fibromas pueden incluir:
El tratamiento de los fibromas puede depender de la gravedad de los síntomas, de la ubicación de los fibromas y/o de los planes de la persona para tener un bebé. Algunas investigaciones han demostrado que las mujeres con VIH no tienen más probabilidades de someterse a una histerectomía por afecciones como los fibromas que las mujeres que tienen el virus, lo que sugiere que el VIH por sí solo no agrava estas afecciones. Algunas personas que tienen fibromas no experimentan ningún síntoma, o bien síntomas muy leves. Esta es una de las razones por las que es importante acudir a las visitas regulares al ginecólogo.
La anemia es una condición que ocurre cuando tu cuerpo tiene muy pocos glóbulos rojos saludables o no tiene suficiente hemoglobina. Es común en mujeres que viven con VIH, aunque a menudo se pasa por alto.
La anemia ha sido un tema de preocupación durante mucho tiempo en personas con VIH, aunque es verdad que su origen puede no tener que ver con el virus. Con los nuevos tratamientos antirretrovirales, la anemia grave se ha vuelto menos común. Sin embargo, sigue afectando sobre todo a personas con VIH con recuentos bajos de CD4 (menos de 200 células/mm3), carga viral más alta o mala nutrición.
Al principio, la anemia puede ser tan leve que una no se da cuenta. Por lo general, los síntomas aparecen y empeoran a medida que la anemia se hace más grave. Los síntomas pueden incluir:
El tipo de anemia más común es la debida a la deficiencia de hierro. Las mujeres son especialmente propensas a desarrollar este tipo de anemia debido a varias razones.
En primer lugar, las mujeres de 12 a 49 años pierden sangre una vez al mes durante sus períodos. El hierro es necesario para producir nueva sangre que reemplazará a la sangre que se pierde con cada período menstrual. El riesgo de anemia es más alto entre las mujeres con períodos especialmente largos o que incluyen un sangrado muy intenso. Algunas mujeres también pierden hierro por fibromas uterinos (tumores no cancerosos dentro de la matriz) que sangran lentamente o por sangrados causados por el uso de ciertos dispositivos intrauterinos (DIU) para el control de la natalidad.
En segundo lugar, las mujeres necesitan hierro adicional durante el embarazo para el desarrollo del feto: se estima que un 50% más (27 mg por día en lugar de los 18 mg habituales por día). Las mujeres también pierden sangre durante el parto.
Es importante que las mujeres embarazadas o las que planean quedarse embarazadas revisen sus niveles de hierro. Las vitaminas prenatales contienen hierro y pueden ayudar a prevenir los niveles bajos de hierro y la anemia relacionada con el embarazo.
Muchas mujeres con VIH experimentan cambios o problemas menstruales. Estos cambios en su ciclo menstrual (o período) son menos comunes si tienes un recuento alto de CD4 y estás en tratamiento antirretroviral.
Referencias y Bibliografía