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Entrevista

María Martínez-Rebollar: “En el chemsex, es importante detectar el momento de la práctica de cada uno para ofrecer los recursos que necesita”

María Martínez-Rebollar es especialista senior en la Unidad de VIH del Servicio de Infecciones del Hospital Clínic de Barcelona y responsable de los diferentes proyectos asistenciales, docentes y de investigación que se llevan a cabo con las personas que practican chemsex atendidas en su unidad.

ABRIL 2024

No hay datos consolidados, pero los indicadores confirman un significativo incremento de la práctica del chemsex en España. El chemsex es el uso intencionado de drogas para tener relaciones sexuales durante un largo periodo de tiempo. Además, la prevalencia del uso sexualizado de drogas entre gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBMSM) con VIH asciende al 29% y la prevalencia del riesgo de consumo problemático de drogas entre quienes practican chemsex asciende al 80%, según un reciente estudio español presentado la 19ª Conferencia EACS 2023.

¿Es el chemsex una adicción?

Yo diría que la adicción al chemsex es una potencial consecuencia problemática que afecta a la salud mental de las personas que lo practican. Pero es mucho más. El fenómeno del chemsex es complejo. Las personas que lo practican son diversas, así como las motivaciones que les llevan a practicarlo. Algunas de estas motivaciones se podrían considerar “positivas”. Por ejemplo, las relacionadas con el placer, mejorar las experiencias sexuales, sentirse mejor física y psicológicamente en este contexto… Pero hay otras motivaciones no tan “positivas”, como la baja autoestima, los problemas para socializar, la homofobia internalizada, el estigma, el juicio, el rechazo, los antecedentes de abusos y violencias…. Con toda esta complejidad, esta práctica puede llevar a consecuencias problemáticas que pueden afectar a la salud sexual, mental y psicosocial.

Entonces, ¿qué es antes? ¿Hay problemas anteriores que son los que «empujan» al uso de drogas en las prácticas sexuales o, al revés, los usuarios de chemsex acaban teniendo problemas derivados de su práctica?

Está descrito que las personas que practican chemsex con consecuencias problemáticas tienen más antecedentes de violencia en su entorno o de abusos sexuales en la infancia. Estas experiencias traumáticas hacen que sea difícil relacionarse sexoafectivamente y socialmente. Además, hay que tener presente que es un fenómeno cultural que afecta principalmente al colectivo de gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, que viven una sexualidad disidente de la norma, y esto influye en el impacto que puede tener la práctica.

“Debemos crear un espacio de confianza para que la persona pueda explicar qué prácticas está teniendo y qué necesidades tiene. Además, hay que coordinarse con las unidades de adicciones, trabajo social y organizaciones comunitarias”

¿Qué problemas puede ocasionar la práctica del chemsex?

A nivel de salud física, es bastante común la presencia de infecciones de transmisión sexual (ITS). En nuestra experiencia, en la cohorte de personas que practican chemsex que seguimos en el Hospital Clínic de Barcelona, se reporta que un 30% presenta alguna ITS asintomática, principalmente gonorrea y sífilis. También hemos visto que las personas que se diagnostican de una hepatitis aguda C (VHC) o de una reinfección por VHC, el 76% practicaba chemsex en el momento del diagnóstico. En los últimos años también hemos visto un incremento de infecciones cutáneas por estafilococo aureus resistente a la meticilina de origen comunitaria (CA-MRSA). Este germen está descrito en la literatura que puede ser más prevalente en personas que usan drogas inyectadas en general, en las que consumen metanfetamina, en personas que viven con VIH, o en hombres que tienen sexo con hombres. En la práctica del chemsex convergen todos estos factores. Es importante conocer que existe un incremento de estas infecciones para poder tener sospecha diagnóstica, realizar diagnóstico microbiológico e iniciar una pauta antibiótica empírica que cubra este germen, para evitar complicaciones posteriores.

¿Y a nivel mental?

Las potenciales consecuencias problemáticas descritas son intoxicaciones agudas. Incluso se han descrito muertes por sobredosis, principalmente relacionadas con el uso de GHB (un potente depresor del sistema nervioso central que inicialmente puede producir sensación de bienestar y euforia, conocido también como “éxtasis líquido”), alucinaciones, paranoias, psicosis tóxica, dependencia a la sustancia, depresión, ansiedad o dificultades para tener sexo sobrio.

Esto tiene también un impacto en la vida, más allá de la práctica…

A nivel psicosocial, hay personas que han llegado a tener problemas económicos, con pérdida de trabajo, o incluso llevar a una persona a encontrarse en una situación extrema de pérdida del domicilio, lo que se denomina una persona “sin techo”. No todas las personas que lo practican tienen todas estas consecuencias problemáticas. Es importante identificar las situaciones de vulnerabilidad de cada uno que pueden llevar a estos problemas.

“El chemsex es como un viaje en el que se puede pasar por diferentes momentos. Es importante que en la consulta tengamos herramientas para detectar en qué momento se está de la práctica, y ofrecer así los recursos que la persona necesita. No sólo hacer algo cuando ya están teniendo consecuencias problemáticas”

¿Cómo debe ser el abordaje que precisan estas personas?

Debe ser un abordaje multidisciplinar, en el que participen varios agentes de salud según el momento de la práctica en el que se encuentre la persona, y sus necesidades. Son personas candidatas a someterse a cribaje sistemático de ITS de manera frecuente, para diagnóstico y tratamiento precoz de las mismas. Estaría recomendado que, tanto en las unidades de VIH como en los programas de PrEP, sean personas que puedan realizar un seguimiento trimestral. En ese seguimiento deberíamos incluir en la anamnesis (que es el proceso de la exploración clínica que se ejecuta mediante el interrogatorio para identificar personalmente al individuo, conocer sus dolencias actuales, obtener una retrospectiva de él y determinar los elementos familiares, ambientales y personales relevantes) preguntas sobre prácticas sexuales y sustancias, y hacerlo sin juzgar y teniendo competencia cultural para ello. Debemos crear un espacio de confianza para que la persona pueda explicar qué prácticas está teniendo y qué necesidades tiene. Además, hay que coordinarse con las unidades de adicciones, trabajo social y organizaciones comunitarias. Estaría bien poder tener personas de referencia en estos diferentes dispositivos y que pudieran coordinarse.

¿Considera que las personas usuarias responden a un perfil concreto?

Están descritos diferentes tipos de perfiles. El chemsex es como un viaje en el que se puede pasar por diferentes momentos y, dependiendo de las circunstancias, motivaciones, recursos o antecedentes, puede acabar o no en un consumo problemático. Es importante que en la consulta tengamos las herramientas para poder detectar en qué momento se está de la práctica, para poder ofrecer los recursos que la persona necesita, y no sólo hacer algo cuando ya están teniendo consecuencias problemáticas. Hay personas que practican chemsex en grupo, pero hay otras que lo hacen con diferentes parejas pero de manera individual con cada una, o con su pareja habitual, o consumo en solitario… En España la práctica puede darse en casas privadas, ya también en saunas, hoteles, locales de sexo o zonas de cruissing, entre otras. Es importante que contemplemos esta diversidad, porque todo esto es chemsex.

¿Es habitual que los usuarios de chemsex tengan VIH? ¿Cómo suelen valorar este tema respecto a continuar con las prácticas?

En el estudio EMIS 2017, se describió una prevalencia de chemsex global en España entre los HSH del 10%. Este porcentaje aumentaba en personas que viven con VIH a más de 20%. Es más frecuente en personas que viven con VIH, y uno de los motivos es porque son entornos en donde nadie pregunta por el estado serológico del otro. Esa es una manera de evitar el estigma del VIH que a veces motiva la práctica.

¿Cree que el chemsex se está convirtiendo en un problema de salud pública?

Es un problema de salud pública por las potenciales consecuencias problemáticas que presenta y por el impacto que tiene en el colectivo a diferentes niveles, como he indicado antes. Es importante visibilizarlo, con toda su complejidad, para que se puedan diseñar estrategias e incrementar los recursos sanitarios para poder hacer un buen abordaje.

Perfil

María Martínez-Rebollar, licenciada en Medicina por la Universidad de Valencia, es especialista en Medicina Interna. Máster de SIDA por la Universidad de Barcelona y Doctora en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona. En la actualidad es especialista senior en la Unidad de VIH del Servicio de Infecciones del Hospital Clínic de Barcelona y Profesora asociada médica del Departamento de Medicina de la Universidad de Barcelona. Desde 2007 se dedica a la atención integral de personas que viven con VIH, con especial interés en las interacciones farmacocinéticas, la hepatitis C y la prevención. Es además responsable de proyectos asistenciales, docentes y de investigación que se llevan a cabo con las personas que practican chemsex atendidas en su unidad.

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